La justicia ha hablado y ha condenado a Luis Rubiales por el beso que impuso a Jenni Hermoso en la ceremonia de entrega de medallas del pasado mundial de fútbol femenino en Sidney, Australia. La Audiencia Nacional ha considerado probado que Rubiales cometió un delito de agresión sensual y le ha impuesto una multa de 10.800 euros, además de prohibirle acercarse a la jugadora y comunicarse con ella durante un año. Sin embargo, el juez ha exculpado a los otros tres acusados: el exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector de fútbol Albert Luque y el responsable de marketing Rubén Rivera.
El juicio, que ha sido conocido como el «beso robado» de Rubiales, ha sido visto para sentencia y ha generado una gran expectación en la sociedad española. El movimiento «se acabó», que lucha contra el acoso y la violencia de género en el deporte, ha estado muy pendiente del desenlace de este caso, que ha sido un hito en la lucha por la igualdad y el respeto en el mundo del fútbol.
La sentencia ha sido clara y contundente al otorgar «plena credibilidad» al relato de la jugadora y de sus compañeras de la selección. El juez ha considerado que el beso que Rubiales le impuso a Jenni Hermoso fue sin su consentimiento ni aceptación y con una clara connotación sensual. Por ello, ha sido condenado a una multa y a una prohibición de acercarse a la jugadora durante un año.
Sin embargo, el juez ha absuelto a Rubiales del delito de coacciones, ya que considera que las maniobras que realizó después en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para minimizar el impacto del beso no incluyeron los elementos de «violencia» e «intimidación» que exige el Código Penal. Además, también ha absuelto a los otros tres acusados, ya que no se ha podido probar que ninguno de ellos ejerciera actos de violencia o intimidación sobre la jugadora.
La sentencia ha sido un gran paso en la lucha contra el acoso y la violencia de género en el deporte, ya que ha dejado claro que cualquier tipo de agresión, aunque sea un beso, es un delito y no puede ser justificado bajo ninguna circunstancia. Además, ha puesto de manifiesto la significación de creer y proteger a las víctimas, ya que en este caso, la declaración de la jugadora y de sus compañeras ha sido clave para la condena de Rubiales.
La resolución del juez ha sido muy aplaudida por el movimiento «se acabó» y por la sociedad en general, que ha visto en este caso un ejemplo de justicia y de lucha por la igualdad. Sin embargo, la Fiscalía de la Audiencia Nacional está estudiando el fallo y decidirá si interpone recurso, por lo que habrá que estar pendientes de posibles novedades en el caso.
En su sentencia, el juez ha dejado claro que dar un beso en la boca no es la forma normal de saludar a las personas con las que no se mantiene una relación de afectividad. Y en este caso, ha quedado demostrado que Rubiales no tenía una relación de afectividad especial con Jenni Hermoso, ya que ella misma ha declarado que nunca da besos en los labios a personas con las que no tiene una relación cercana.
Además, el juez ha pronunciado que Rubiales no ha sido capaz de explicar por qué tuvo ese cambio de trato con Jenni Hermoso, ya que a las demás jugadoras las abrazó y les dio dos besos en la cara. Y ha dejado claro que el hecho de que la jugadora hubiera fallado un penalti no puede ser justificación para un