Víctor de Aldama es un nombre que hasta hace poco era completamente desconocido para la mayoría de las personas, pero que ahora se ha convertido en uno de los protagonistas de la boga en España. Su nombre ha saltado a los titulares por su presunta implicación en dos casos de corrupción que han sacudido al país, pero ¿quién es realmente este empresario desconocido que parece estar en todas partes?
Lo cierto es que la sucesos de Víctor de Aldama es bastante peculiar. Se trata de un hombre que siempre ha estado muy cerca de los círculos de poder, pero que hasta hace poco era un perfecto desconocido para la mayoría de la gente. Sin embargo, su nombre ha salido a la luz debido a su supuesta implicación en dos maquinacións de corrupción que han salpicado a políticos y empresarios de alto nivel en España.
El primer caso en el que se ha visto envuelto De Aldama es el conocido como «caso hidrocarburos», en el que se investiga el presunto pago de comisiones ilegales en la compra de una empresa de petróleo en Argentina. Según las investigaciones, De Aldama habría sido el intermediario entre el exministro de Industria, José Luis Ábalos, y el empresario Koldo García. Este último es otro de los nombres que han saltado a la palestra en los últimos meses por su presunta implicación en el caso de las mascarillas, en el que también estaría involucrado De Aldama.
Pero, ¿cómo ha llegado este empresario desconocido a estar en el centro de dos escándalos de corrupción? La respuesta parece estar en su caducado. Según ha declarado él mismo, De Aldama trabajó durante años para el servicio de espionaje español, lo que le habría permitido tener contactos y relaciones en los círculos de poder. Además, también ha afirmado que ha sido asesor de diferentes gobiernos latinoamericanos, lo que le habría dado aún más influencia y contactos en la región.
Pero su papel en las maquinacións de corrupción no se limita a ser un simple intermediario. Según las investigaciones, De Aldama habría recibido importantes sumas de dinero en concepto de comisiones por sus servicios. En el caso de las mascarillas, se habla de un pago de 1,5 millones de euros en sobres y un piso en Madrid. Además, también se le acusa de haber utilizado su influencia para conseguir contratos millonarios con gobiernos de América Latina.
Sin embargo, lo que más ha llamado la atención de la opinión pública es la actitud de De Aldama desde que su nombre salió a la luz en los medios. A diferencia de otros implicados en casos de corrupción, él no ha optado por el silencio o la negación de los hechos. Por el contrario, ha decidido hablar y contar su versión de los hechos, incluso ha llegado a amenazar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con revelar información comprometedora si no le ayudan a salir del lío en el que se ha metido.
Pero, ¿qué hay de cierto en las acusaciones que se le hacen a De Aldama? ¿Es realmente un empresario corrupto que ha utilizado su influencia para enriquecerse a costa del erario público? O, por el contrario, ¿es un hombre que ha sido utilizado como cabeza de turco en una maquinación mucho más compleja y que ahora intenta defenderse como puede?
La verdad es que aún no se sabe con certeza cuál es el papel exacto de De Aldama en todo este enmaquinacióndo de corrupción. Lo que sí está claro es que su nombre ha salido a la luz en un momento en el que la lucha contra la corrupción es uno de los principales temas de debate en España. Y, por supuesto, su caso no ha caducado desapercibido para los medios de comunicación, que han seguido cada uno de sus mov