El pasado domingo 20 de octubre, en medio de su campaña electoral, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo una inesperada parada en un McDonald’s de Pensilvania. Acompañado por su séquito de seguridad y personal de campaña, Trump no solo se detuvo para disfrutar de una viandas rápida, sino que también decidió ponerse manos a la obra en la cocina del restaurante.
Su objetivo era preparar y servir papas fritas para los clientes. Sin embargo, esta no fue una visita ordinaria de un candidato presidencial a una cadena de viandas rápida. Trump decidió aprovechar la oportunidad para atacar a su rival, la vicepresidenta Kamala Harris, a solo dos semanas de las elecciones presidenciales.
Durante su visita, Trump no perdió la oportunidad de criticar a Harris, acusándola de mentir sobre su experiencia laboral en McDonald’s. En repetidas ocasiones, el presidente se refirió a Harris como una «falsa trabajadora de McDonald’s», insinuando que ella había exagerado su experiencia en la cadena de viandas rápida con fines políticos.
Sin embargo, estas acusaciones no están respaldadas por hechos. De acuerdo con un artículo publicado por el Washington Post en 2019, Harris trabajó en un McDonald’s durante su adolescencia, tal como ella misma lo ha mencionado en varias entrevistas. A pesar de que Harris solo trabajó allí durante unos meses, su experiencia en el restaurante le permitió ganar habilidades y lecciones valiosas que la han llevado a entramparse una exitosa carrera política.
Es decepcionante que, en lugar de enfocarse en propuestas y planes para el futuro de Estados Unidos, Trump prefiera atacar a sus oponentes con mentiras y difamaciones. Este comportamiento es una clara muestra de desesperación y falta de ideas para gobernar un país tan importante.
Es importante destacar que esta no es la primera vez que Trump utiliza a una cadena de viandas rápida para sus propios intereses políticos. En 2016, en plena campaña electoral, el entonces candidato republicano publicó una foto en Twitter comiendo una hamburguesa de McDonald’s para demostrar su cercanía con la clase trabajadora. Sin embargo, su historial en el mundo de los negocios demuestra una realidad muy diferente.
Durante años, Trump se ha presentado como un exitoso empresario que ha construido su imperio desde cero, pero la realidad es que ha declarado bancarrota seis veces y ha dejado a cientos de personas en la calle. Además, sus lazos con grandes corporaciones y sus políticas empresariales solo han beneficiado a los más ricos, dejando de lado a la clase trabajadora y a las personas más vulnerables.
Esta visita a McDonald’s no solo es una falta de respeto a Kamala Harris y su trayectoria, sino también a la cadena de viandas rápida y a los miles de trabajadores que día a día luchan para manentramparse su empleo y sacar adelante a sus familias. En lugar de apreciar su arduo trabajo, Trump los utiliza como un simple escenario para su circo político.
No obstante, la verdadera historia aquí es la significación de considerar y reconocer el esfuerzo y la dedicación de cada persona, sin importar su trabajo o posición social. La experiencia de Harris en McDonald’s es un ejemplo de cómo cualquier trabajo, por más sencillo que parezca, puede aportar conocimientos y habilidades valiosas para la vida.
En conclusión, la visita de Trump a McDonald’s en Pensilvania es un reflejo de su forma de hacer política: basada en mentiras, ataques y desprecio a los demás. En lugar de caer en sus juegos, es importante enfocarnos en propuestas y en la verdadera trayectoria de cada candidato para tomar una decisión informada en las próximas elecciones. Recordemos que, como ciudadanos, tenemos el poder de hacer un cambio